Preparar la piel en primavera

 
Los aceites esenciales, además de sus propiedades dermocosméticas, nos ayudan a equilibrar estados de ánimo. La primavera, la estación del año con más cambios sobre la naturaleza, las personas y los animales, nos influye tanto de forma positiva como también, negativa, a nivel físico y emocional. Con unos sencillos cuidados de estilo de vida y salud, más la ayuda de aceites esenciales, podemos lucir no sólo una piel espléndida con el buen tiempo, sino también un equilibrio general que proyectará toda nuestra belleza.
 

Una piel saludable durante todo el año

El tiempo de frío hace que la piel se reseque debido al clima extremo, al uso de prendas más gruesas, las calefacciones, etc. La piel, cuando se aclimata de una estación a otra lo nota, y la mejor manera de cuidarla es prevenir la llegada del buen tiempo con unos sencillos consejos a seguir durante otoño e invierno:

-       Mantener la hidratación. La piel, reseca por el frío, empieza a notar las consecuencias del calor que comienza a aparecer. Lo mejor es ingerir durante todo el año un mínimo de dos litros de agua diarios consumidos a pequeños tragos. Y de forma tópica, aplicarnos una buena crema hidratante, preferiblemente natural, a diario.

-       Aclimatar la piel: usar exfoliantes para un ligero peeling prepara nuestra piel al cambio de estación. Una exfoliación semanal corporal es suficiente para eliminar células muertas y revitalizar la piel, para facilitar una buena hidratación. No hay que abusar de los peelings, sólo usarlos como un paso de renovación epidérmica.

Elaborar un exfoliante, natural y eficaz, es muy sencillo. Basta con poner en un recipiente de vidrio sales del Himalaya o sales Epson, y mezclarlas con aceite de Almendras, por ejemplo, y hacer una pasta. Estando en la ducha, aplicar la mezcla por todo el cuerpo y después retirarla con agua (no usar jabón). También podemos añadir a este exfoliante aceites esenciales, con fines diferentes, según las propiedades que aportan dichos aceites. Así, hemos conseguido retirar las pieles muertas, activar todo el campo bioenergético y además, protegemos el manto hidrolipídico de la piel gracias a los aceites vegetales.

-       La alimentación: seguir una dieta sana, donde las vitaminas estén presentes es esencial. Es cierto que en invierno no apetece tanto tomar frutas y verduras, pero debemos comerlas para mantener una correcta salud general y en consecuencia, lucir una piel radiante y luminosa. Es importante dotar al organismo de vitaminas A y B, que nos ayudarán a una perfecta salud cutánea.

-       Afecciones en la piel: en invierno, al haber menos horas de sol y exponernos menos a este, se agravan algunas afecciones en la piel como el acné o la psoriasis. Por ello, debemos prestar especial atención a la higiene de la piel, y muy importante, a disminuir o eliminar el consumo de tabaco o alcohol, que envejecen la piel y agravan su estado a cada cambio de estación.

La llegada de la Primavera: cuidados a seguir

Con el cambio de clima, podemos seguir cinco consejos básicos, incluidos los de estilo de vida, que van a influir notablemente en lucir una piel radiante y luminosa.

1.- Preparar la piel al Sol: para los primeros rayos de sol, también es necesario el uso de aceites vegetales adecuados a cada tipo de piel para evitar el exceso de grasa o resecamiento. Aunque su calor sea débil todavía, el sol puede perjudicarnos bastante.

2.- Hacer ejercicio con regularidad: así se oxigena el organismo y la piel. Cuando se practica deporte, a través del sudor, se eliminan toxinas.

3.- Evitar el calor: con los primeros calores y el sudor, los poros se obstruyen, aparecen rojeces y otros tipos de afecciones como alergias. Todo ello afecta al estado de la piel. En la medida de lo posible, hay que ir adaptando la ropa que llevamos con el clima, y aplicarnos mascarillas de arcilla. Para elaborarlas, es muy sencillo: en un bol de cristal añadimos un poco de arcilla, y la podemos mezclar con agua mineral, agua de mar o hidrolato. Debe quedarnos como una bechamel. La aplicamos y la dejamos actuar unos 20 minutos, retirándola con agua (o ducha). Si la piel estuviera muy reseca, primero aplicar un aceite vegetal y después la mascarilla de arcilla.

4.- Hidratar la piel: con aceites vegetales y aceites esenciales (día y noche) para mantener la piel en forma, con mayor elasticidad y firmeza.

5.- Tomar agua: durante todo el año, no sólo en primavera, pero más aún con el calor, se debe ingerir un mínimo un litro y medio aproximadamente. Así prevenimos la deshidratación del cuerpo y de la piel. Asimismo, hay que llevar una dieta equilibrada.

La revolución bioquímica y emocional de la Primavera

La ciencia está validando aquello de “la Primavera, la sangre altera”. Y es que se produce toda una revolución emocional y biológica, y cada vez se conocen mejor las hormonas que intervienen en las fases del enamoramiento y su expresión primaveral. No sólo en el ser humano, sino en todos los seres vivos ocurren cambios bioquímicos, que parecen “volverse locos” en un afán reproductivo y de manifestación intensa de la vida. En la especie humana, la oxitocina se dispara en la primavera. Es una hormona también llamada la “molécula del amor” o la “hormona de los mimosos”, dado que aumenta en esta época tanto en hombres como en mujeres. Es conocida porque se aplica a mujeres embarazadas para provocar el parto, y está relacionada con los patrones sexuales y con la conducta maternal (y paternal) que actúa como neurotransmisor en el cerebro provocando una ternura indescriptible hacia el nuevo bebé.

Algunos científicos creen que en cuestión de amor y efectos emocionales de la primavera estamos a merced de nuestra bioquímica. Cuando estamos enamorados, los estrógenos y la testosterona juegan, además de la oxitocina, un papel fundamental. Los latidos del corazón se aceleran, las manos sudorosas, o un enrojecimiento de la piel son reacciones debidas a un aumento de niveles de sustancias como la dopamina, norepinefrina y feniletamina, que hacen que nos sintamos cargados de energía, falta de sueño, sensación de euforia o de obsesión, pérdida de apetito o falta de atención que sufrimos con el enamoramiento.

Según la Dra. Fisher existen tres estados en el enamoramiento, y cada uno está controlado por diferentes hormonas: el estado de lujuria, dominado por la testosterona y los estrógenos (la testosterona es muy importante, no sólo la tienen y expresan los hombres y estimula “buscar”), el estado de atracción, dominado por la dopamina, la norepinefrina y la serotonina  que permiten enamorarse profundamente y conlleva hasta dejar de dormir y de comer, y el estado de vinculación, dominado por la oxitocina y la vasopresina que permiten seguir la relación sin morir de hambre y sueño e incluso trabajar y recobrar la concentración para hacer otras cosas. Este ciclo se dispara y se acelera en primavera. Aunque ciertos estudios también han demostrado que los cambios en primavera no son sólo una cuestión de hormonas, ya que todo lo que ocurre al ser humano en esta estación no es explicable con la bioquímica.

Los Aceites Esenciales nos ayudan a equilibrar las alteraciones primaverales

Además de todos los cambios biológicos que nos ocurren, también estamos sometidos, como cualquier otro animal del planeta, a influjos y cambios de la naturaleza, cosa que nunca ha sido tenida en cuenta en la medicina. El Dr. Andrés Luis Ruiz Sancho, especialista en Medicina Interna, los repasa, y esto nos permite ver que no todo se debe a nuestra bioquímica. Los cambios de humedad, presión atmosférica, horas de sol, y todos los cambios climáticos influyen en nuestra salud, de forma positiva o negativa. Conocer estas influencias permite prevenir la enfermedad. En primavera, conviven las horas cálidas del día con la noche todavía fría, las lluvias, etc. Como hemos visto, se producen cambios hormonales, variación de la tensión arterial, la frecuencia cardiaca, y se mezclan estados puramente emocionales con funciones físico-químicas del organismo. Vamos a ver cómo los aceites esenciales nos ayudan a equilibrar estas funciones.

Sistema Cardiovascular

Debido a la elevación de los niveles hormonales y aumento de la actividad física, aumentan los cuadros de bajadas de tensión (síncopes) o infartos. En los casos de síncopes y personas con problemas del corazón, los aceites esenciales ayudan a mejorar el rendimiento cardíaco. El romero officinalis, por ejemplo, es un buen hipertensor, recomendado para personas con tensión baja, ya que la mantiene un poco más alta.

Sistema Reproductor

A las personas que sufren astenia primaveral, les disminuye la libido. Se dan más conductas de riesgo para embarazos no deseados, y aumentan las enfermedades de transmisión sexual. Por el contrario, aumenta el deseo sexual en general. Los aceites esenciales ayudan a desinhibir en casos de disminución del apetito sexual, así como ayudan a tratar enfermedades de transmisión sexual, según cuál sea el origen de la infección. De hecho, todos los aceites esenciales, en mayor o menor grado estimulan el sistema inmunitario y lo refuerzan, por lo que ayudan a prevenir infecciones de todo tipo, aunque obviamente no estamos exentos de caer enfermos. En caso de estarlo, los aceites esenciales permiten una recuperación más rápida y sin contraindicaciones.

Sistema muscular-óseo

Los cuadros clínicos de reumatología crónica empeoran y se producen más brotes de artritis. Como beneficios, mejora la actividad muscular, hay mayor nivel de vitamina D, se fija más calcio a los huesos. Para ayudarnos a fijar ese calcio, el aceite esencial de Patchoulí (Pogostemon Cablin) es el recomendado. Y para cuadros de reuma, también se encuentran aceites esenciales que alivian las dolencias derivadas, como el Cedro Atlas (Cedrus Atlantica).

Piel

Incrementa la radiación ultravioleta y en consecuencia, un mayor riesgo de quemaduras, y de malignización de lesiones cutáneas. Empeoran los pacientes con dermatitis atópicas. Y como puntos positivos, se aumenta la síntesis de vitamina D. En los casos de sequedad y pérdida de agua epidérmica, deshidratación, quemaduras, dermatitis, etc, los aceites esenciales tienen mucho que decir en este campo. La mayoría, en mayor o menor medida, tienen propiedades dermocosméticas. Junto con los aceites vegetales, nos ayudarán a proteger el manto hidrolipídico de la piel, además de aportarle vitaminas y minerales, ayudando a su nutrición y mejora de la elasticidad.

Sistema respiratorio

En esta estación, y especialmente en nuestro país y similares, quizás sea el sistema más afectado, dada la explosión vegetal que carga el ambiente de polen. Se disparan las enfermedades alérgicas respiratorias: rinitis, conjuntivitis, faringitis, asma, etc. También aumentan los cuadros catarrales virales con el cambio de temperatura, y disminuye la incidencia de la gripe y la neumonía bacterianas. En los casos de catarros y similares, los aceites esenciales que pueden ayudarnos son el Eucalipto Radiata (Eucalyptus Radiata) o la Palmarrosa (Cymbopogon Martinii).

Trastornos del ánimo y tristeza en primavera: entre mito y realidad

Parece que en primavera, todo deba ser exaltación del amor, explosión de alegría. Pues existe el Trastorno Afectivo Estacional (TAE), que se caracteriza por la aparición de episodios depresivos recurrentes en ciertas épocas del año. El psiquiatra Raúl Sánchez explica que aunque existen personas que presentan con mayor frecuencia este padecimiento en los cambios de estación, no hay un claro rigor científico sobre ello. El TAE de invierno provoca depresión en ciertas personas por la falta de luz y frío. Responden bien a terapias luminosas y se les va pasando con la primavera y verano. Y al revés, hay personas que responden mejor a las estaciones con bajas temperaturas y con menos luz. Existen algunas hipótesis médicas de por qué ocurre esta sensibilización de ciertos sujetos al cambio de estación. Una es que el aumento e intensidad de la luz, que ingresa por nuestros ojos hasta la glándula pineal, ubicada en el cerebro, afecta a la secreción de melatonina, hormona que regula los ciclos de sueño-vigilia y la estabilidad del ánimo. Otra teoría está relacionada con las personas alérgicas, que presentan mayores tasas de depresión primaveral, debido a que el polen provoca mayor susceptibilidad e inestabilidad en los estados de ánimo. Otras teorías versan sobre factores sociales: personas con niveles de calidad de vida bajos, en primavera se ven obligados a estar bien, felices y radiantes. Esto desarrolla síntomas depresivos. Sin embargo no hay estudios que comprueben de manera concreta estas teorías.

Así pues, de este desorden anímico todavía se sabe poco, pero todos los aceites esenciales, en menor o mayor grado, equilibran el sistema nervioso, bien sea debida la alteración al cambio de estación como hemos visto, o bien sea por estrés, agotamiento, tensión nerviosa, ansiedad, depresión por varios motivos, etc. Una combinación muy buena y efectiva en los estados de ansiedad, palpitaciones y nervios en general, es la esencia de Bergamota (Citrus Aurantium Var. Bergamia), junto con el aceite esencial de Petit Grain (Citrus Aurantium Var. Amara) aplicada mezcla en el plexo solar y las muñecas, teniendo la precaución de que el sol no incida directamente en estas áreas ya que la Bergamota es fotosensible.

El uso de aceites esenciales y vegetales junto con un estilo de vida saludable nos previene de todos los posibles trastornos en nuestro organismo derivados de la primavera, puesto que además de propiedades cosméticas, estos tienen propiedades neuro-olfativas muy potentes. Todos ellos, en diferentes grados, equilibran el sistema nervioso, estimulan el sistema inmunitario y equilibran el sistema endocrino, que son el pilar de la salud. Son muy versátiles, y no sólo sirven para un par de cosas. Hay que usarlos con precaución, especialmente en embarazadas y niños, pero con unos conocimientos básicos de este arte de la Aromaterapia, todo el mundo puede beneficiarse de ellos. 

ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA:

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